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Atahualpa Yupanqui, el más grande creador popular de la Argentina nació, pocos lo saben, en el Campo de la Cruz, en Juan Andrés de la Peña, Partido de Pergamino en el norte de la provincia de Buenos Aires, el 31 de enero de 1908 y falleció en Nimes, Francia, el 23 de mayo de 1992.
Su verdadero nombre era Héctor Roberto Chavero.
De padres criollos, a los seis años empezó a estudiar violín e inmediatamente guitarra con el profesor Bautista Almirón.
Sin embargo, no fueron los estudios musicales que realizó los que le permitieron descubrir los sonidos que le dieron fama mundial, sino el paisaje, la tierra misma, el cielo y los hombres de su patria. Decía Yupanqui: "Los días de mi infancia transcurrieron de asombro en asombro, de revelación en revelación. Nací en un medio rural y crecí frente a un horizonte de balidos y relinchos.
Era un mundo de sonidos dulces y bárbaros a la vez. Pialadas, vuelcos, potros chúcaros, yerras, ijares sangrantes, espuelas crueles, risas abiertas, comentarios de duelos, carreras, domas, supersticiones".
Un mundo de misterios - los misterios de la tierra - que señalarían desde su infancia el mensaje que habría de proyectar al mundo entero durante toda su vida.
Su padre era un humilde funcionario de ferrocarril aunque nada podía matar al gaucho nómada que había sido.
Así lo demostraban su buena caballada y sus experiencias de domador que el pequeño Roberto y su hermano trataban de imitar.